Mi nombre es Juan Carlos, tengo 65 años y soy de Cajamarca.
Hace muchos años como todo joven es de poder ingresar a la Universidad, de tener una profesión, y para poder ingresar uno tenía que prepararse muy bien, día y noche, durante dos o tres años. Mis padres a pesar que no tenían dinero suficiente, me apoyaron para poder ser alguien en la vida, con la condición de no desaprobar ningún curso en el colegio, y tenía la oportunidad de irme a Lima. Como todo joven de provincia anhelamos que saliendo del colegio buscar un mejor futuro, y ese futuro lo encontraríamos en Lima.
Terminando el colegio me fui a Lima, estando en lima tenía mucho miedo por las circunstancias y además porque esa ciudad es grande, muy intensa y sobre todo por lo que hablaban la gente, que lima era peligroso, mucha delincuencia, pero a la vez oportunidades de crecer y salir adelante. Lima era y es el punto donde todos queremos llegar para poder surgir económicamente y profesionalmente, pues logre llegar a lima, la cual no fue fácil salir adelante, pero tuve la suerte de que mis tíos me apoyaron en algunas cosas, una de ellas fue dándome trabajo en su tienda, donde se dedicaban a sacar fotocopias, trabaje mucho para poder ahorrar plata y pagar mis estudios, pues mi sueño era ser un ingeniero.
Después de estar un año en lima, viene de vacaciones a Cajamarca estuve algunos días, después me regresé a Lima, ya estando para cumplir otro año en Lima, mis tíos me mandaron a Cajamarca llevando algunas cosas para repartir a sus familiares. Y coincidencia de la vida justo ese año en noviembre, se dio la oportunidad de dar una evaluación en una Universidad, yo sin haberme preparado en una academia, tuve el valor de postular y en ese tiempo se daba dos evaluaciones, gracias a Dios ingrese, pero estaba triste porque ingrese en el ultimo puesto. A pesar de que mis padres me dijeron que me apoyarían, no fue suficiente para cubrir los gastos, por eso tuve que trabajar mucho para poder pagar mis estudios, busque otros trabajos y así ahorre dinero.
Yo era una persona que le gustaba jugar fútbol, hacer mucho deporte, por lo cual un amigo me dijo que eso me ayudaría mucho si postulará para pedagogía en educación física, al principio dije que no, pero después estuve pensando bien esa propuesta. Por cosas de la vida conocí a una amiga en Lima, quien me ayudo mucho, ella estaba postulando en la Universidad, para eso ella se estaba preparando, ella me llevo y me hizo pasar por su hermano para que me cobraran menos en la academia donde se estaba preparando. Estuve preparándome meses para poder postular en pedagogía, postule e ingrese en el tercer puesto de esa carrera. Estudié paralelamente las dos carreras, y sin pensarlo cumplí mi sueño de estudiar lo que quiera y gracias a Dios, no solo tuve una profesión sino dos, puede tener una economía establece, agradecí eternamente a mis padres por apoyarme y por estar siempre conmigo.
Sabía que había hecho una buena etapa en el colegio, me gustaba mucho el deporte y creo que el deporte es muy importante para la vida, porque nos enseña a razonar, no estuve mucho tiempo en una academia y si puede lograr ingresar. Estoy convencido que, si nos proponemos lo que uno queremos, se puede lograr.
Pienso que la mejor lección de vida que puede tener, es cuando un profesor o alguien va hablar, hay que ponerle mucha atención, pues habrá mucho que aprender en sus palabras, hay que guardarlas en la memoria, ayudará en el quehacer diario, pues nos servirá bastante, esto se logra con mucho respeto y humildad, es por eso que yo logré muchísimas cosas en esta vida, con la bendición de Dios, y mi esfuerzo de realizar lo que me propongo, mi lección es esa, no es necesariamente hay que ir a una academia, con tan solo prestar mucha atención a nuestros docentes en el colegio, la mayor dedicación que podemos hacer y con un poquito de esfuerzo, podemos lograr muchísimas cosas en la vida. Espero que esta pequeña experiencia pueda servir de mucha ayuda a los adolescentes, jóvenes que están por encaminar su vida profesional.
Me llamo Juliana y tengo 60
años.
Mi familia y yo vivíamos en chincha, cuando terminé la secundaria me
mandaron a Chiclayo para prepararme e ingresar a la Universidad, estuve preparándome,
la educación del sur como del norte definitivamente no era la misma. Cuando fue
el examen no me sentí preparada, por lo cual no quise postular, porque me sentía
incapaz, es por eso que quería prepararme nuevamente, pero en esa ocasión mis
padres ya no tenían el dinero suficiente para apoyarme, es por eso que comencé a
trabajar, trabajé por varios años para poder ahorrar y pagar mis estudios.
Ya teniendo mis ahorros, estudie administración, fue una carrera que al principio no me gusto, pero al transcurrir el tiempo me fue gustando, tuve la suerte
de encontrar trabajo relacionado con lo que estaba estudiando, esa suerte la
tuve por una recomendación de un amigo. Estuve al principio como practicante,
pero por mis habilidades obtuve un trabajo fijo.
A veces uno quiere hacer algo, pero algunas circunstancias no ayudan a
cumplir con lo que uno quiere, pero eso no quiere decir que uno debe rendirse,
que se tiene que quedar ahí, tenemos que sacar provecho de lo poco que tenemos
y salir a delante.
Mi nombre es Rosa Guissela y tengo 61 años.
En una oportunidad fui a visitar una amiga, cuando me estaba despidiendo y entregándole algunas cosas que tenía en mi cartera, sin darme cuenta se me había caído mi billetera, adentro tenía mi DNI y dinero. Cuando ya había llegado a mi casa, me percate que no esta billetera. Por lo cual llamé a mi amiga para preguntarle que quizás se había caído en su casa, la sorpresa que tuve es que me respondió que un señor que no conocía la había entregado, ya que estaba en la puerta de su casa, pues en la billetera estaba completa, mi DNI y mi dinero completo.
Pues tras esta experiencia me di cuenta que existen personas honestas, honradas,
que le inculcaron valores y que eso se ve reflejado en los actos que hacen. En
el mundo aun existen personas capaces de ponerse en el lugar del otro, personas
que, a pesar de las tentaciones, como encontrar una billetera con plata y entregarle
a su dueño, eso refleja la bondad que aún existe alrededor de tanta maldad que nos
rodea.
Mi nombre es Rosa María, tengo 65 años.
Cuando era niña mis padres se separaron, a partir de los 7 años mi padre nos alejó de mi mamá, y pues mi padre por ser hombre nos
dejó con otra señora, aquella señora era una persona que no tenía corazón, pues nos hacia
trabajar día y noche, nos deja sin comer, y algunas veces solo nos daba pan de
varios días, con aquella señora sufrí mucho es por eso que tuve el valor de
escaparme con mi hermano.
Tuve la dicha de encontrar a una señora con buen corazón que me crió
como si fuera su hija, me dio estudios, comida y un techo donde vivir. Termine
mis estudios quise seguir estudiando para ser alguien en la vida, pero me comprometí,
tuve mis hijos y pues me dedique a ellos, para que no le falten nada.
Quizás no tuve una profesión o no seguí mi sueño de ser alguien en la vida,
pero mis hijos fueron el motivo de seguir adelante. Con esa situación que pase
hace años, entendí que a los hijos nunca se deben abandonar, ni dejar de luchar
por ellos. Que uno puede cambiar su historia, que las heridas del pasado se
deben cerrar, para continuar con nuestra vida.
Mi nombre es Felicita y tengo 70 años.
Soy una persona que no ha tenido la dicha de tener padres, mis padres me
abandonaron cuando solo era una recién nacida, me criaron unos señores que me consideraron
como su hija, me dieron todo, amor; vivienda; educación, yo era como su hija
que nunca pudieron tener. Ellos me hablaron con la verdad, que ellos no eran
mis verdaderos padres, que mi madre no me quería tener y pues simplemente me
regalo. Al principio me afecto mucho que mi propia madre no me quiso y pues me regalo como si fuera una cosa,
pero entendí que padres no son los que procrean, padres son los que crían con
mucho amor, son los que se sacrifican para que no nos falte nada, que están con
nosotros a pesar de todo los errores que podamos tener, padres son los que nos
enseñan valores, para ser una gran persona.
Mi nombre es Luisa y tengo 63 años.
Era profesora de educación primaria, en ese entonces era la directora; una tarde en la que los profesores del colegio iban a recibir capacitaciones. Yo como directora obviamente tenía que estar presente, dentro de esta capacitación los profesores tenían que participar de manera didáctica para así poder referenciar el cómo ellos trabajan con los alumnos. Una de las profesoras llegó con su misma ropa de trabajo, o sea con la ropa que estuvo laborando por la mañana, yo sin saber motivo alguno, atiné a criticar y llamarle la atención, lo que causó hacer llorar a la profesora, las capacitaciones siguieron, esta profesora al haber hecho una de las mejores exposiciones, yo me acerco y la felicito. Al día siguiente otra profesora me cuenta cual era la razón por la que esta profesora había llegado así y es que al acabar su trabajo como profesora inmediatamente se va a trabajar a un mini market, esto se debe a que tenía que pagar la universidad de sus dos hijos y también las medicinas que su madre necesitaba ya que padecía de cáncer. Definitivamente yo le pedí disculpas y supe que no debemos hacer malas críticas a las personas sin saber cómo en realidad son las cosas, o que hay detrás de cada cosa.
Mi nombre es Marcos y tengo 66 años.
Hace muchos años, en ese entonces trabajaba en una constructora, era ingeniero
y tenía mis asistentes que se encargaban de analizar prospecto de obras
civiles. Uno de ellos, que recién comenzaba a trabajar conmigo y que dicho sea
de paso era algo inexperto; me había propuesto postular para agarrar un centro
de rehabilitación para adultos mayores. A todo esto, había algo que no me parecía y era básicamente el dinero, no sentía que la cantidad de dinero era
justa por esa obra y fue un rotundo, no; pues este asistente renuncia a la
constructora. Años después veo en una portada que sale quien en su momento era
mi asistente, titulado como ingeniero y junto a unos ancianos, me sorprendió y
lo contacté por celular. Estuvimos hablando, lo que me dio a entender y que yo
no lo veía así fue que no era el hecho de sólo cobrar dinero, sino el poder
ayudar a personas que realmente necesitan; esto te da mucha mayor satisfacción
que lo que te puede dar el dinero; ese día pude notar cuan profesional y hecho
como persona está.
Mi nombre es Lola y tengo 60 años
Hace algunos años atrás, aproximadamente unos 12 años me diagnosticaron cáncer de mama, cuando el doctor me lo dijo eso, mi mundo se me derrumbo, por mi mente
pasaron muchas cosas tristes, no quise aceptar que tenia cáncer, me deprimí
mucho, que hasta llegué pensar en morirme ese mismo día que me diagnosticaron. Mi
familia estuvo conmigo, apoyándome y dándome fuerza para afrontar esta prueba que
Dios había puesto en mi camino.
Puede afrontar esta enfermedad, pase por muchas pruebas y tratamiento dolorosos,
que en algún momento quise renunciar todo y pensar que estaría mejor muerta. Pero
me aferre tanto a Dios, en su palabra, en sus oraciones. Dios fue la fuerza y
el apoyo mas grande que puede tener, combinado con el apoyo de mi familia que
nunca me abandonaron.
Agradecí tanto a Dios por seguir viva, pensé en aquellas personas que padecen
de enfermedades que algunas no tienen cura. Lo que pase me dio a entender, que así
tengamos problemas no tan grandes, uno no se debe rendir y darse por vencido , se
tiene que luchar hasta el final, siempre de la mamo de Dios y con la fe y esperanza
que tengamos, ese es el mejor remedio que uno puede tener.
Mi nombre es Carmen y tengo 66 años
Aquella vez, tenía cita en el seguro, el control como cada mes por mi presión, lamentablemente llegué tarde, por el tráfico que había, tenía que entregar mi ticket para que me pudieran llamar, entonces al yo haber llegado tarde la enfermera no quiso aceptarme el ticket y simplemente me ignoró; al ver esto, otra enfermera, se acercó y tomo mi ticket para llevárselo al médico, para esto la enfermera había leído mi nombre del ticket. Llegó el momento de entrar al consultorio y pues todo normal, entonces es aquí donde olvido mi cartera en el escritorio del médico, este mismo le informa la enfermera y la buen enfermera al haber leído mi nombre cuando le di el ticket pudo reconocerme, ella salió a buscarme, mientras yo hacía una larga cola para reclamar la medicina que me recetaron y pues me encontró ahí, gracias a la larga cola y a la buena actitud de la enfermera, pudo encontrarme, este tipo de actos y de personas hacer creer que pese a haber personas como la primer enfermera que me rechazó el ticket hay maravillosas personas como es la segunda que me aceptó
Mi nombre es Juana y tengo 64 años.
Yo he sido madre a los 22 años, mi primer hijo se había enfermado y lo de emergencia, le doctor lo reviso y pues me había dicho que tenía un cuadro de deshidratación y tenía que ser hospitalizado. Mientras yo esperaba que mi hijo que se estableciera, llegaban muchas muchas para que sean atendidas, entre aquellas personas se encontraba con un niño, pero deducí que la señora era la abuela del niño, el niño estaba con la misma condición que mi hijo. A la media hora de que el niño fue traído a emergencia llega la mamá del niño, lo que puede observar que la señora esta borracha, fastidiada, gritando a su mamá porque lo había traído a su hijo al hospital sino tenía dinero como pagar.
Al rato llegando al papá del niño , que discutía con la madre de su hijo, diciendo que no tenia como pagar, solo en su bolsillo contaba con 15 soles, la señora toda alterada manifestaba que ella no tiene que nada que ver en eso, que los niños se enferman así y luego se recuperan que no era necesario traerlo al hospital y dejará a su propio hijo en el hospital, que no lo vera, que tenia otras cosas que hacer.
Lo que yo percibí en ese momento, es que la señora no quería a su hijo, mientras yo lloraba por mi hijo, y rezaba para que se recupere, ella hacia y decía todo lo contrario. En este mundo hay muchas mujeres que no deben ser madre, una madre no solo es aquella que lleva al niño por 9 meses en su vientre, madre es aquella que se preocupa, le da todo el amor, cuida y lo protege de todo, con tal de ver a su hijo sano y feliz.
Muy lindas historias que hacen reflexionar y darnos cuenta de lo valioso que es para cada uno, una experiencia vivida. Hasta lo más simple se vuelve lo más grande; lo más complejo es lo más sencillo. Tenemos mucho que aprender con estar historias que lucharon hasta alcanzar su objetivo.
ResponderBorrarGracias.
Estas experiencias sirven para que muchos jóvenes, a los que aun les falta mucho por vivir puedan tomar de referencia y no desaprovechar las distintas oportunidades que se les puede presentar.
ResponderBorrarLindas y a la ves tristes historias que hacen reflexionar a jóvenes como yo. Espero más historias.
ResponderBorrarLa vida no tiene que ser fácil para ser maravillosa. De hecho las historias redactadas no los están demostrando, que en su vida, han pasado por diversas circunstancias y aún así, salieron adelante. La ancianidad es una gracia, que si se llega a ella con alegría, creatividad y curiosidad vivirán plenamente el momento actual.
ResponderBorrarLo más importante para cualquier persona que se encuentra en esa espada final de la vida es sentirse felices, satisfechos, y en paz consigo mismos y con el ambiente que los rodea, es decir, haber alcanzado la “salud espiritual”, la cual es posible conseguir y acrecentar incluso cuando el bienestar físico, psíquico y social esté deteriorado irreversiblemente. Hoy en día si la sociedad valora a los ancianos, pues se valora a sí misma.